jueves, 30 de enero de 2025

El Mago de los 350.000 eurillos (un Aventurero Fiscal).

 

Fotografía LagenciaPress

Nuestro hombre, es un Romeo “fiscalmente creativo” que no necesita esconderse tras la cortina de balcón, porque los focos de sus “aventuras” están ya bien iluminados en los medios. Mira, mira susurra la gente: es el novio de "la Isabel".

 Dicen que Houdini podía hacer desaparecer cadenas, pero nuestro hombre puede hacer desaparecer… impuestos. Con un simple abracadabra contable, logra reducir sus obligaciones fiscales, demostrando que el arte de la evasión es un don que pocos manejan con tanta destreza. 

Al final, consigue que 350.000 euros desaparezcan  como por arte de magia. “¿Defraudador? ¡No por Dios, qué palabra tan fea! Aunque su abogado lo haya confesado, él no es un defraudador confeso. Solo se le ha ido la mano...

Un funcionario de Hacienda, al más puro estilo de un detective cansado y con gabardina (como Columbo), comienza a atar cabos y sospecha de los movimientos del novio de Ayuso. 

Desde su escritorio lleno de papeles, murmura: “Esto no cuadra”. Cuando la noticia llega a Ayuso, ella reacciona con su clásica defensa de la libertad: “Esto es una cacería de brujas, otra más. Si Hacienda cree que puede limitar el derecho de una persona a disfrutar de la vida, está en el camino equivocado”.

Me estoy imaginando a Ayuso y a su galán en la intimidad de su ático. Fumando un cigarro en la cama "después de" y mirando las luces de Madrid. Ese Madrid de la libertad, un Madrid libre donde todo el mundo es feliz. 

Mira mi amor, dice él: Todo eso de ahí abajo lo has construido tú. Gracias a ti todo funciona a la perfección.

Pasado ese momento de fogosidad y una vez calmadas las ansias, los susurros ya no son de amor, sino de "creatividad fiscal". Ella, relajada tras un día defendiendo a los madrileños y su libertad, enfrentándose al gobierno bolivariano de Sanchez y a los nacionalistas vascos y catalanes, le pregunta: 

"¿Cómo va lo de esos papeles?". Y él, con una sonrisa, le responde: "Libres de sospecha, como siempre, querida". Ella ya no pregunta más. En esta relación, no hay secretos: hay una comunicación abierta, donde ella lo escucha, lo apoya y comprende que todo acto tiene su justificación… siempre que sea en nombre de la libertad.

Mientras tanto, su novio, fiel a su estilo, lanza con la ayuda de los recursos públicos de la Comunidad de Madrid una declaración a los medios, algo así como: “En un país realmente libre, no tendríamos que justificarnos por nuestras decisiones personales. Cada español debería poder manejar sus finanzas como mejor le parezca”. 

La prensa, dividida entre la incredulidad y la risa, se pregunta si el hombre realmente cree en lo que dice… o simplemente en lo que evade.Tras meses de lujo, deducciones y escapadas discretas, finalmente alguien en la oposición se atreve a llamarlos “delincuentes”. 

Para Ayuso y su pareja, esto es un golpe bajo. En una rueda de prensa improvisada, con el ceño fruncido y un toque de dramatismo, Ayuso defiende su relación y el derecho de ambos a vivir su libertad sin ser juzgados. “¡Nosotros no somos delincuentes, somos personas que aman la libertad! En este país parece que cualquiera que quiere ser libre es tachado de criminal”, dice con indignación, mientras su amante asiente con gesto solemne.

Como broche final, Ayuso lanza su famosa frase: “La libertad no se negocia y, desde luego, no se criminaliza”. Con tono solemne, insiste en que tanto ella como su pareja han sido incomprendidos. Y si en el proceso han deducido algunos gastos “fuera de lo común”, lo han hecho en nombre de una causa mayor. 

Él, con una mano en el corazón, mira a la cámara y declara: “Si vivir como un ciudadano libre es ser un delincuente, entonces que me juzguen. Pero que sepan que no dejaremos de defender nuestra libertad”.

Este cuento no es más que un relato, que refleja de forma cómica e irónica la indignación de quienes, tras cruzar ciertas líneas, se presentan como incomprendidos mártires de una "libertad" que nadie más entiende como ellos. Muestra la dupla entre Ayuso y su amante como campeones de una libertad entendida a su manera, ofendidos ante cualquier insinuación de culpa, mientras se justifican con argumentos cada vez más creativos.

Y lo peor de todo, es que consiguen que su relato cale y que otros sean los perjudicados. Ahí esta la labor de MAR, el Jefe de Gabinete de "la Isabel".


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