martes, 7 de marzo de 2017

Y mientras tanto, las siguen matando…

Foto: Esteban Cobo/EFE




En los dos primeros meses del año 2017, ya son 20 las mujeres asesinadas por la violencia machista, una mujer cada tres días. Es evidente de que este problema, no es una cuestión de estado. No lo es ni ahora no lo ha sido para ninguno de los gobiernos anteriores que bien del PP o del PSOE, se han turnado en el desgobierno. Bueno, ni este, ni la pederastia, ni las violaciones y abusos sexuales, ni la pornografía infantil, ni el acoso escolar, ni la trata de mujeres, ni la pobreza infantil, ni tantos y tantos otros. Ya veremos si esos llamados "nuevos partidos", son capaces de darle la vuelta a esto.

La violencia machista, que no solo mata a mujeres, sino también a sus hijas e hijos, nos deja además unas víctimas silenciosas. Víctimas  que no se manifiestan, que no se asocian, que no hacen ruido y que por lo tanto se convierten en inexistentes.
La violencia machista deja 40 huérfanos al año. Según los datos que se manejan por ahí, desde que se aprobó la Ley Integral de Violencia de Género, se estima que los huérfanos son unos 500. Pero solo se estima, porque hasta hace poco no había una contabilidad digna de crédito.

Si la clase política dominante y algunos medios de información que controlan la corte, pusieran el mismo empeño en intentar solucionar el problema de la violencia de género, cómo lo ponen por ejemplo, en intentar impedir (en base a mentiras y frases hechas), consultas democráticas y que los pueblos puedan expresar lo que quieren para su futuro,  estaríamos hablando de otras cosas. Mientras se empeñan en demonizar las urnas, que no tienen ningún peligro, a las mujeres las siguen matando.

Hacen falta más medios para educar en la igualdad a nuestras niñas y niños. Campañas de sensibilización desde pequeños, una educación en sexualidad avanzada. Tienen que aprender a respetar al diferente, deben de saber que la homofobia no es de recibo bajo ningún punto de vista. Deben de convencerse de que por el hecho de haber nacido niño o niña, nunca serán mejores ni peores y tendrán los mismos derechos. Ellas tendrán vulva, ellos pene, pero sus valores respecto a la sexualidad serán los mismos. Hay que educarlos correctamente, para que cuando sean mayores puedan tener criterio y huyan de asociaciones y movimientos ultrarreligiosos, para que que no se dejen engañar y para que entiendan el papel que ha jugado la iglesia en estos asuntos.

Todos estos  asesinatos, sólo son la punta del iceberg de la violencia de género y da pánico pensar en todo lo que habrá por debajo.
¿Cuantos miles de mujeres, niñas y niños, pueden estar sufriendo ahora mismo y en este país violencia machista? Seguramente, nos asustaríamos de la cifra.
No se cual es la solución, pero si tengo claro que lo que hay que hacer aparte de invertir mucho y bien en educación, es ejemplarizar con los asesinos, acosadores, pederastas y maltratadores, endurecer las penas judiciales, poner más medios de vigilancia y control, ayudar más a las victimas, atención cada vez más especializada, más colaboración ciudadana, etc, etc.

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