sábado, 5 de abril de 2025

Lo quieran o no, a esa tierra siempre la llamaremos Palestina

 

Fotografía: Getty Images

Pues no, no vamos a hablar de aranceles, aunque sí hablaremos indirectamente de Trump, no hace ni falta nombrarlo, esta muy presente.

 Siempre hay que tener al día unos minutos de recuerdo hacia Gaza y este es el momento. No nos olvidemos nunca de Gaza y del pueblo palestino.

Entre el Genocidio y la hipocresía internacional actuales, el conflicto en Palestina es uno de los más largos y sangrientos de la historia contemporánea. Lo que comenzó como una disputa territorial a mediados del siglo XX se ha convertido en un genocidio encubierto. Israel, con el respaldo incondicional de Estados Unidos y la inacción cómplice de la comunidad internacional (Europa incluida), ha llevado a cabo una campaña sistemática de exterminio, desplazamiento y opresión contra el pueblo palestino. Y da lo mismo quien haya gobernado: Demócratas o Republicanos dan lo mismo unos que otros.En base a esto: ¿podríamos decir que los gobiernos de Estados Unidos también son genocidas? Yo pienso que SI.

Desde que Trump es presidente de EE.UU, ya ha recibido 2 veces a Netanyahu en La Casa Blanca.

Desde 1948, cuando cientos de miles de palestinos fueron expulsados de sus hogares, hasta las recientes masacres en Gaza y también en Cisjordania (que no se nos olvide), Israel ha utilizado tácticas de guerra de exterminio, bombardeos indiscriminados y asfixia económica para reducir a los palestinos a una mera estadística de sufrimiento. Los asentamientos ilegales, las demoliciones de hogares y el bloqueo total a la Franja de Gaza han convertido la vida en Palestina en una condena perpetua.

1948


2 imágenes de 2024

A esto se suma el uso del ejército israelí como una maquinaria de terror contra la población civil. El bombardeo de hospitales, escuelas y campamentos de refugiados no es un “error” ni un “daño colateral”: es parte de una política de erradicación de la identidad palestina. Organismos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han denunciado crímenes de guerra, pero sin ninguna consecuencia real para los responsables. La reciente solicitud de la Corte Penal Internacional (CPI) para la detención de Benjamin Netanyahu por crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad podría parecer un avance en la lucha contra la impunidad israelí. Sin embargo, la historia demuestra que las instituciones internacionales rara vez se atreven a ejecutar sanciones reales contra Israel. Netanyahu, acaba de pisar suelo húngaro hace unos días, y ha sido recibido con todos los honores. Un genocida apoyado por un gobierno europeo, que se reconoce cómo democrático.

Europa se ha convertido en un espectador pasivo de la masacre en Palestina, permitiendo que Israel actúe sin restricciones mientras finge preocupación humanitaria. Los escasos intentos de mediación europea han sido meramente simbólicos, sin medidas reales para frenar la ocupación o detener el genocidio en curso. Incluso cuando las protestas propalestinas en las calles europeas crecen y exigen un cambio en la política exterior, Esta hipocresía se manifiesta también en la criminalización del activismo propalestino en varios países europeos. Las campañas de boicot contra Israel son atacadas legalmente, y cualquier crítica a la ocupación es rápidamente descalificada como antisemitismo, deslegitimando la lucha por la justicia en Palestina.

A pesar de la brutalidad del asedio, Palestina sigue resistiendo. La lucha del pueblo palestino no es solo por la tierra, sino por su derecho a existir, a vivir sin miedo y a ser reconocidos como una nación con dignidad y derechos. La comunidad internacional debe dejar de mirar hacia otro lado y enfrentar la realidad: lo que está ocurriendo en Palestina no es un conflicto, es un genocidio y una limpieza étnica sistemática.

La historia ha demostrado que ningún régimen opresor es eterno. La resistencia palestina, la solidaridad internacional y la creciente presión sobre Israel pueden ser el principio del fin de esta injusticia histórica. Pero para que esto ocurra, el silencio cómplice debe transformarse en acción contundente.

Nunca van a conseguir terminar con el pueblo Palestino, con su identidad y con sus sentimientos. Hagan lo que hagan, lo quieran o no: A esa tierra, siempre la llamaremos Palestina